jueves, 19 de julio de 2012

¿Caminos inseguros? ¡Viaje en caravana!


En zonas de conflicto o de creciente bandolerismo los caminos suelen ser inseguros y peligrosos: asaltos, robos, secuestros y asesinatos se repiten con frecuencia. Sin embargo, la gente tiene que seguir transitando, ya no tanto por placer, sino para satisfacer exigencias de trabajo, salud, relaciones familiares o de mera subsistencia.
La zona limítrofe de los estados de Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Durango, que comprende más de 20 municipios, es todavía una de las más incomunicadas y deshabitadas del Occidente de México (http://www.mapascarreteras.com.mx/jal/), y además, escasamente vigilada por las autoridades encargadas de garantizar el orden público. Esto propicia el aumento de delitos en carretera y en las mismas poblaciones.
La criminalidad ha crecido tanto en esta región que, salvo en casos de extrema urgencia, la mayoría de la gente ya no viaja de noche por estos caminos; lo hacen de día y con las debidas precauciones.
Así las cosas, no extraña el mensaje emitido la semana pasada a través de la página de Facebook “Atolinga, Zacatecas” https://www.facebook.com/atolinga.zacatecas, municipio que limita con Totatiche, Jalisco, y que dice:
“Consejo: A todos los paisanos que piensan venir a México manejando (por carretera)… Pónganse de acuerdo para salir y verse todos en la frontera (de Estados Unidos). Se vienen en caravana y pidan apoyo de Seguridad Pública para que los escolten hasta su destino y eviten problemas de robo… Ya se ha hecho antes así y todo ha salido bien… Atolinga”.
¿Qué ocurre? Que como todos los años, decenas de miles de paisanos originarios de estos pueblos, que trabajan en los Estados Unidos, vienen en esta época a visitar a sus familiares, obviamente con algunos dólares en el bolsillo y regalos para sus seres queridos, pero muchos de ellos han sido asaltados en el camino y despojados de sus pertenencias.
Uno de los participantes en esta página, Eloy González, de Atolinga, pero residente en Chicago, escribió: “Da cosa leer ese consejo. ¿Es que las cosas están tan peligrosas en México?, ¿ya no se puede conducir un auto independientemente sin que te asalten?, ¿acaso no ganó el PRI?, ¿no regresarán las cosas a la normalidad?”
La recomendación de la página de Atolinga no hace más que retomar la costumbre de los viejos arrieros, quienes, cuando proliferaban los bandoleros, se ponían de acuerdo para salir a los caminos en grandes caravanas, generalmente armados, para defenderse de los ladrones. Esta tradición duró más de cuatro siglos, desde el XVI hasta mediados del XX.
Hoy día, dada la inseguridad que prevalece, la gente de trabajo se ve obligada a poner en práctica este elemental sentido de solidaridad, que es unirse para enfrentar a los delincuentes. Además, es correcto que las caravanas sean escoltadas por patrullas de policía, porque a diferencia del pasado, ahora la gente pacífica no tiene permiso para portar armas.

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