viernes, 13 de julio de 2012

Lo que dijo un arriero ebrio en Guadalajara


En Flor de Juegos Antiguos (1942), Yáñez narra lo sucedido en un pleito entre arrieros y músicos, en el popular barrio de San Juan de Dios, frente al Hospicio Cabañas (hoy Patrimonio de la Humanidad), en Guadalajara. Ahí refiere las bravatas de “un arriero viejo, barbón con barba blanca y ojos legañosos, calzonudo y con huaraches retejidos”, un tal Francisco Núñez, que al calor del tequila gritaba:
“Y que viva el Mesón del Tepopote, a donde llegan mis vales de Cocula y Autlán, por su mamacita, que mueran los indios blancos que vienen del Río Verde y llegan al Mesón del Nevado o al de las Palomas, mueran los de la Plaza de Toros y mueran los de Cuquío, por agarrados; que mueran los de Nochistlán, malas entrañas. Al cabo arrieros semos y en el camino andamos. En el camino de Estipac y Zapopan, Virgen mía bendita; en el camino de Zoquipan o en el de Jocotán. Échenme esos alacranes que vienen de San Cristóbal y duermen en el Escalón, naranjeros o carboneros que roban en el Pedregal. Ya me dijo la mesonera linda lo que le hicieron; pero un día nos encontraremos en el Taray o en Copalita y entonces sabrán quién es Francisco Núñez, su servidor. Échenme “la pajarera”, musiquitos de Zihuatlán y que viva su tierra; échenme “la pajarera” que me hace llorar por el recuerdo de una ingrata juilona… “cuando a México llegues, Rosita…” Eso es lindo, no más, y el tequila, y mi mula campanera que tiene bordado en la retranca el nombre de la juilona, vieja ingrata: ay va por los caminos, sonando la campana como quien dice: ay va Francisco Núñez el de la mejor recua de Amatitlán y que venga otra cosa que se le pare por delante en todo Jalisco. No me vayan yendo, muchachitos güenmozos, si al cabo no se los come Francisco Núñez, que cuando pasa por Orendáin tiene comida y cama; al que me voy a comer es al patrón don Cenobio, ese mentado Cenobio Orendáin que quiso burlarse de Francisco Núñez, madrugándole con la fondera de su rancho. No se me vayan cortando, muchachitos, epa, tú que tienes cara de coyote, les van a tocar a su salud el son de las abajeñas que son unas viejas trigueñas que pa qué les cuento…”
Fuente: Flor de Juegos Antiguos. Agustín Yáñez (1942)

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